10 julio, 2007

Opinion: El alma atravez de la mirada.

El alma tiene su manera de expresarse en todas las formas habidas y por haber y no es mas que atravez de la mirada. Esta es la ventana por donde vemos mas de lo que se dice con las palabras, ella es limpia y generosa, nunca dice mas de lo que es realmente. Es por donde se manifiesta la sinceridad, es aquí donde expresamos la realidad de nuestros sentimientos. El lenguaje de la mirada es tan amplio como las palabras del diccionario, con ella expresamos el amor, la alegría, tristeza, desencanto, furia, odio y todo lo que el corazón es capaz de sentir en un momento determinado. Es la encargada de trasmitir los verdaderos sentimientos sin exagerar, nunca dice lo que queremos que diga, sino lo que debe decir, que es siempre la verdad del corazón, con toda su inocencia , con toda la devoción a la realidad. Con los ojos decimos tantas cosas, que en ocasiones debemos desviar su dirección para evitar ser descubiertos infraganti, porque a ellos no podemos involucrarlos en nuestros engaños, son los complices de los enamorados, por ellos, se descubren a distancias las sensaciones que sienten dos cuando sus energías se direccionan en sentido encontrado, llenando de brillo y vivacidad la mirada. Si sirve para enviar los mensajes de cupido, también los de envidia, odio, rechazo y disgusto, en fin que es el único medio utilizado por el alma para decir lo que en ese momento llena sus depósitos internos. Han observado la mirada de una madre cuando su hijo sufre?. No hay palabra que describa tal dolor en ese rostro, de el se escapan los sentimientos mas agónicos atravez de su mirada triste y desesperada, implorando al cielo por su hijo. Igual pasa cuando es el caso de la envidia que aflora en los ojos de alguien, como se tornan las pupilas del que odia en una dilación lenta y opaca, capaz de taladrar el acero con solo dirigirla hacia su lugar. He visto el bailoteo de las pupilas cuando un individuo esta feliz, el revoloteo de estas cuando el caso es de nerviosismo y ansiedad. La melancolía del que espera, la mirada segura del que se siente amado y aquel que traiciona su mirada huye del lugar para no ser complice de tal acto. De ahí que sean las ventanas del alma, unos ventanales grandes y abiertos desprovistos de cortinajes que puedan entorpecer su visión. Solo sirven para ver atravez de ellos los sentimientos que en ese momento siente el alma.

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